martes, 29 de octubre de 2019

Microrrelatos sobre la película "El pan de la guerra"

Estos son algunos de los microrrelatos que habéis escrito con relación a la película "El pan de la guerra" que vimos en la clase de Valores.

La película se desarrolla en Afganistán, durante el gobierno de los Talibanes. La protagonista es hija de un hombre que perdió una pierna y no podía trabajar. Se lo llevaron a la cárcel, lo querían rescatar para irse de viaje, pero no tenían suficiente dinero para salvarlo. Luego Parvana buscó trabajo en el mercado, después se encontró con su amigo Delhauar. Primero limpiaban, también medían cajas en un camión y el señor del camión los llevó, pero no los trajo de vuelta y tuvieron que ir ellos solos a sus casas. Cuando Parvana llegó a su casa le contó una historia a su hermano pequeño Shakí. A la mañana siguiente Parvana salió al mercado. Su madre y su hermana tenían miedo porque no sabían si iban a volver a ver a Parvana.
Me ha parecido una película interesante porque trata un tema actual. El resto del mundo está en contra de que las mujeres no tengan los mismos derechos y deberes que otras mujeres que viven en otros países. Espero que se solucione más rápido.
Sergio


Me llamo Soraya. Hace unos años vivía un infierno, pero ahora estoy mejor. Vivía en Afganistán, un mundo hecho solo para chicos. Mi padre fue a la cárcel y tuvimos que vivir encerrados en casa porque no podíamos salir sin ir acompañados por un hombre. Como consecuencia, mi hermana pequeña se cortó el pelo para parecer un chico y poder trabajar. ¡Qué supervaliente es! Afortunadamente, pudimos que salir de ese país hecho solo para hombres.
Ya han pasado tres años. Ahora vivimos en otro país. Mi hermano tiene ocho años y Parvana ya va al instituto. También a mí me hubiera gustado ir al colegio. Aunque papá se nos fue, ¡nosotras seguimos unidas!
Todo es mejor aquí; sin embargo, algunas noches me siguen despertando las pesadillas de los malos días en Afganistán.
Vega.
  

Me llamo Jazmín, una niña de diez años que vive en Afganistán. Antes vendía con mi padre libros religiosos, pero falleció el mes pasado. Tengo dos hermanas mayores y una más pequeña. Solo podemos salir tapadas y acompañadas de hombres. Me gustaría poder ir a la escuela, pero no puedo debido a que los talibanes, que gobiernan mi pueblo, lo prohíben. Por eso, por las noches, sin que nadie se entere, voy a la habitación de mis hermanos, cojo los libros y los estudio.
Para escapar de la realidad recuerdo los momentos felices, como cuando nació mi hermana. Espero que algún día las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres pero, mientras tanto, solo puedo imaginar que algún día llegará.
Marta.


Hola. Soy Aliana y me hago pasar por chico porque me gusta cómo se comportan con ellos. Soy la amiga de Parvana, o al menos lo éramos antes. Esta historia comenzó cuando Parvana empezó a comportarse como un chico como yo. Ella estaba en las calles sola y con miedo. Sabía que era ella, pero a mí no me reconoció. Decidí seguirle. De repente vi como Shauzia le arrinconaba en la pared. Quise ir, pero no pude. Cuando me di cuenta, supe que Parvana, Shauzia y yo éramos mejores amigas de pequeñas y les había perdido porque maté a Suliman, el hermano de Parvana. Le maté por dos razones: porque Suliman hizo que metiesen a mi padre a la cárcel y porque me hacía pasar por chico y me convencieron para actuar violentamente. Todo fue por eso. Y ahora sigo igual, pero sola.
Inés.

Me llamo Ariadna y vivo en Afganistán. Hoy mi madre ha ido a por medicinas porque mi padre está muy enfermo. Le han descubierto porque las mujeres no pueden salir sin los hombres. Le han hecho muchas heridas y tiene tan hinchada la cara que no puede ni hablar. Mi sueño es poder ir al colegio y montarme en avión. Dicen que vas por las nubes. También me gustaría ser cantante porque dice mi madre que canto muy bien y cuando lo hago me olvido de las injusticias por ser chica.
Un día me levanté y oí llantos en el salón. Era mi madre que tenía a mi padre en brazos. Había muerto. Me eché al suelo a llorar, sentía que una parte de mi corazón se rompía en pedazos. Mi madre decidió que nos teníamos que ir de aquel infierno y vivir en otra sociedad más justa.
Rocío.


Soy Salena, una niña de diez años. Mis hermanos van a la escuela y yo por las noches, sin que nadie se entere, voy a su cuarto, cojo sus libros y me paso toda la noche leyendo hasta las cinco de la mañana. Hay días que me han pillado, mis hermanos se lo han dicho a mis padres y me han castigado una semana haciendo de comer. Pero todas las noches antes de irme a dormir pienso si algún día las mujeres y las niñas tendrán los mismos derechos que los hombres y niños.
Para olvidarme de los malos momentos del día, cuento historias antes de ir a dormir. Mi familia quiere que nos mudemos a otro lugar antes de que empiece la guerra, donde los hombres y las mujeres tengan los mismos derechos y donde las niñas puedan ir a la escuela como los chicos.
Lucía

Me han separado de mi familia de forma injusta y, sin ir más lejos, me han metido en la cárcel. Es mejor que Parvana no me busque, porque si la encuentran sola le pegarán. Y, por si fuera poco, perdí una pierna y no puedo ir a trabajar. Estarán pasando hambre y sed, lo siento por ellos. Siento como que el esfuerzo que he hecho por mantenerlos a salvo no es suficiente. Espero que estén huyendo a un lugar mejor y lejos de este infierno. Yo sé que serán valientes y resistirán. Espero que huyan lejos de esta sociedad cruel e injusta. A lo mejor tardamos décadas o siglos, pero, resistiendo como está haciendo gran parte de la sociedad, lo lograremos. Todas las noches pienso en mi familia y lloro hasta quedarme dormido. Lo único que me consuela es saber que están con vida.
José

El balón y la muñeca
A mí me gusta el fútbol, pero me han regalado una muñeca. Y a mi hermano un balón. En el patio, los chicos no me dejan jugar porque me dicen que me vaya con las chicas, y aún encima dicen que no metería ningún gol. Mi hermana intenta defenderme, pero no puede. Yo le he dicho varias veces al director eso, pero él me ignora y luego, cuando viene un chico a quejarse, le hace caso. En el cole tratan a las chicas de manera injusta porque la mayoría son chicos. Son unos machistas. Solo me hace caso mi mejor amigo, un chico especial. A él no le gusta el fútbol. Le gusta jugar con las muñecas. Por eso, yo le he regalado mi muñeca y él su balón. “Esto es injusto”, me dice siempre. Y yo le respondo: “Son unos machistas, déjalos”.
José